martes, 11 de noviembre de 2014

Reseña Drácula, la leyenda jamás contada, de Gary Shore

Quiero el poder para destruir a mis enemigos y salvar a mi familia.

Es una verdadera lástima que Drácula, la leyenda jamás contada aspirara a tanto, y se quede en tan poco.





Director: Gary Shore.
Intérpretes: Luke Evans, Sarah Gadon, Dominic Cooper, Zach McGowan, Thor Kristjansson, Art Parkinson.
Año: 2014.
Duración: 92 min.
Género: drama, terror.

Sinopsis: La película narra la historia del príncipe rumano Vlad Tepes o Vlad el Empalador (Luke Evans), los dilemas que tuvo que afrontar y cómo se convirtió en un vampiro cuando el emperador otomano Mehmed II (Dominic Cooper) le ordena entregar a mil niños para ser convertidos en jenízaros, poniendo en peligro a la gente de Vlad, a su mujer (Sarah Gadon) y a su hijo.


Drácula es un personaje que vive en nuestra cultura desde hace mucho tiempo. Fue Bram Stoker en 1897 quien empezó todo eso de que el príncipe de Valaquia, Vlad III, fuese un vampiro, partiendo de la leyenda que dice que bebía la sangre de sus víctimas en copas y comía mirando a los empalados. Esa sádica personalidad dio rienda suelta a lo que hoy es uno de los personajes más intrigantes y oscuros del cine. Quizás una de las pocas cosas interesantes de la película en cuestión Drácula, la leyenda jamás contada, es que no sólo se centra en Vlad el vampiro, sino que parte de la historia real del príncipe. Cierto es que la fama de empalador le precedía, y eso desde el principio de la película está muy bien reflejado; también es verdad que, a pesar de ese hobbie tan peculiar, Vlad ante todo protegía a los suyos.

¿Pero cuál es uno de los fallos de todo esto? Que en la película nos presentan a un Vlad demasiado blando, pareciendo más primordial la tarea de tenerle pena y cogerle cariño que de temerle, una vez consigue sus poderes vampíricos. Porque antes de eso, la personalidad tan inquietante y sanguinaria de Vlad es algo que se nos tenía que haber servido en bandeja de plata (...era un chiste fácil), algo necesario de ver para tomarse la película muchísimo más en serio, y para que tuviera más alma y presencia. No digo que Luke Evans no lo haga bien; creo que ha puesto mucho empeño en su papel. El problema es que más que a un Vlad entregado a su mujer, a su hijo y a sus subordinados con demasiado corazón y cariño, teníamos a ver visto eso pero desde un punto de vista más tenebroso y terrorífico. Para abreviar: teníamos que haber visto a Vlad el Empalador, no ha Luke Evans intentando sin éxito acercarse a la oscuridad del personaje (algo que sólo consigue en un momento dado a mitad de la cinta, y por desgracia dura poco).

Y a pesar de esto, Evans es una de las cosas que más llama la atención de Drácula, la leyenda jamás contada. Se lo cree, y esa confianza es suficiente para no darle de palos. Si hubieran presentado al personaje como ya he dicho, habría sido un papel sumamente interesante, y creo que el actor tiene el carisma necesario y la fuerza interpretativa como para haber hecho a un buen Drácula (tendría aún así que envidiarle a Christopher Lee y a Gary Oldman, pero habría sido mucho mejor). Sarah Gadon es la otra personalidad muy agradable de ver en la película, quizás algo desaprovechada, pero la belleza de la actriz y el corazón que le pone a su personaje, la mujer del príncipe, es más que suficiente como para tenerla en cuenta. Uno que no me ha gustado nada de nada es Dominic Cooper, que apenas se le ve, y cuando se le ve, mal, porque no transmite absolutamente nada, es un personaje vacío; y uno que también a duras penas le vemos y quizás, al igual que a Gadon, teníamos que haber visto más, es al magnífico Charles Dance.

La conexión entre realidad y ficción, historia y mito, está muy lograda. De haber metido más al Vlad real, al Vlad oscuro, sádico e imponente, el resultado habría sido más notable. Lo que más falla es el guión, por todo esto que estoy diciendo y porque hay muchos huecos sin rellenar y escenas que no terminan de cuajar. Luego tiene cosas tan dispares dentro de, por ejemplo, la fotografía; muy bueno el juego de colores azulados y oscuros con el rojo sangre (la capa de Vlad, una lengua sangrante que ondea al viento), y luego te encuentras con una escena grabada desde la primera persona que queda muy penosa, fuera de contexto totalmente. Una buena banda sonora, muy presente, aunque no de las mejores de Ramin Djawadi. Y lo peor, PEOR de todo, ese ridículo final, tan de pega, tan forzado, tan mal puesto. ¿Aspira a que haya secuela, a que lo cosa se quedé ahí, tan copia y pega, tan cliché? Me llevé las manos a la cabeza al terminar la película con eso... Aun así, si no esperas una obra maestra, un buen legado de Drácula de Bram Stoker, y lo que buscas es pasar el rato, entretenerte... lo consigues. En una medida u otra, pero lo consigues.



No lo olvides: La referencia real histórica bien entrelazada con el mito, el imaginativo diseño, Luke Evans (un poco fluffy para mi gusto...) y Sarah Gadon, y la mera aunque escasa presencia de Charles Dance.
Olvídalo: El desmembrado guión... ¡¿y ese final?!

En conclusión: Ridícula, en comparación con lo que podría haber sido, una historia épica de acción y terror impresionante, a mi parecer. Pero aun así da de sí lo suficiente para entretener.

NOTA: 6/10

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