lunes, 27 de enero de 2014

Reseña El lobo de Wall Street

Llevas mi dinero hasta en las tetas, así que trabajas para mi.

El lobo de Wall Street. Sexo, drogas y Leonardo DiCaprio.






Director: Martin Scorsese.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Matthew McConaughey, Kyle Chandler, Rob Reiner, Jon Bernthal, Ethan Suplee, Cristin Milioti, Joanna Lumley, Shea Whigham, Spike Jonze, Jon Favreau, Jean Dujardin.
Año: 2013.
Duración: 179 min.
Género: Comedia negra biográfica, basada en hechos reales.

Sinopsis: Mujeres, drogas, dinero y poder. Eso es lo que necesitas para triunfar en bolsa. Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio) es un corredor de bolsa neoyorquino. A mediados de los años ochenta era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna cuando tenía poco más de veinte años como fundador de una agencia bursátil le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. El temor a la ley era irrelevante. Lo importante era follar, ponerse ciego y ganar pasta.


Voy a ser muy breve: El lobo de Wall Street es una de las maravillas más maravillosas del 2013. Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio son la pareja ideal, y consiguen un conjunto de elementos tan bien construido que obligatoriamente debe ser admirado, venerado y aplaudido.


Martin Scorsese demuestra una vez más el poder que tiene detrás de las cámaras; sabe captar lo que debe ser captado, sabe cómo enseñárselo al público para que guste, sabe cómo tiene que estar todo en cada plano, en cada momento, y sabe encajar y combinar todos los elementos en bruto de los que parte para conseguir una piedra preciosa reluciente, pulida y perfecta. El lobo de Wall Street es, nuevamente, una prueba del arte de este director. Con una historia (basada en hechos reales, además) que da muchísimo juego, nos introducimos en el mundo de las financias, las acciones y los corredores de bolsa, en una historia sucia, sexy y explosiva. Pasamos por las subidas y bajadas del protagonista, un tipo muy voluble y ambicioso que pasa por todas las fases que se pueden pasar, por el sexo, las drogas, los excesos y el querer más y más poder, más dinero, ya que el objetivo es llevártelo todo tú, no tus clientes. La poderosa fotografía y los recorridos de cámara, además de los complicados planos con cámaras imposibles nos centran en un Leonardo DiCaprio que nos narra las andaduras de su personaje. Pero la cosa no se queda ahí; no es una simple voz en off, aburrida, monótona, ¡qué va! Oímos lo que piensa el personaje, sus motivaciones, sus pensamientos más locos, extravagantes y sucios y las estratagemas que idea para salir de los apuros y demás. Una forma realmente atractiva para llamar la atención del espectador y para meternos más en la historia. Con un humor que va desde lo más ridículo e hilarante al más puro humor negro y el drama contenido, nos encontramos ante un film que ni siquiera su extensión (179 minutos, señoras y señores, creo que la película más larga de Martin, superando los 173 minutos de Casino). La distribución de esta película, desde su trailer (sin duda uno de los mejores del año pasado, libre de spoilers, divertido y excitante) hasta sus posters, sencillos pero amarillentamente llamativos, es una de las apuestas más arriesgadas del año, no apta para sensibles y personas que se dejan llevar por la superficie del contenido (como el exceso de escenas subidas de tono, al igual que pudo pasar con Shame), y sí apta para gente que sabe captar la complejidad de la dirección, el guión, la fotografía, la banda sonora (sublime), la interpretación, el humor que derrocha y lo bien conseguidos que están cada uno de estos apartados. Desde el principio hasta el final El lobo de Wall Street engancha, gusta, divierte y sorprende. A pesar de lo bien conocido que podemos tener a Scorsese, en cada película se supera, y esa expectación que crea no se desvanece.


¿Quién crees que ganará este año el Oscar a Mejor actor? Leonardo DiCaprio. Justifica tu respuesta. El lobo de Wall Street. Y no haría falta añadir nada más. Porque no es la primera vez que se dice, pero este año es distinto, lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo Huelo en el aire. Leo siempre nos ha deleitado con interpretaciones más que notables; todo lo que se le pone delante lo clava cual martillo, exprime lo mejor del guión y lo viste con gracia, soltura y naturalidad. Pero esta vez con El lobo hay algo muy diferente, y es que la actuación de Leo devora, aulla, apasiona, asombra y deslumbra. El actor se deja llevar ante las situaciones en las que se mete su personaje, una persona honrada que muta a un lobo hambriento de poder y que solamente quiere más y más. Es de lo más natural que le he visto hacer a DiCaprio. Simplemente, es él, piensa y actúa como sólo él sabe. Es divertido, es astuto, es sensacional. Y si la Academia no quiere darse cuenta esta vez, que los metan a todos en un psiquiátrico y les pongas las 24 horas del día toda la filmografía de este hombre.

Jonah Hill es un actor al que siempre he considerado divertido, que sabe hacer lo que hace, pero que nunca había llegado a llamarme considerablemente la atención... hasta El lobo de Wall Street. Encarnando a Donnie, un hombre vulgar pero entregado a su trabajo, que conoce a Jordán y que impediatamente cuando este le dice que el mes pasado ganó 72.000 dólores deja su antiguo empleo y se une a sus filas financieras, nos encontramos con un personaje que no tiene marcado ningún tipo de límites: hace lo que le da la gana, dice cualquier cosa que se le pasa por la cabeza porque en ella sonaba bien, y si no, que le den, y engulle ludes como un cosaco. Es un actor secundario muy eficaz, hilarante, bien construido y mejor interpretado. Entre él, Jared Leto y Michael Fassbender, el Mejor actor de reparto está reñido. 


Las chicas: Margot Robbie y Cristin Milioti. Hablemos primero de la segunda. Milioti, la dulce Cristin Milioti, interpreta a la primera mujer de Jordan, Teresa, una peluquera monilla que para el ambicioso Belfort no es suficiente. A pesar de la corta carrera de esta actriz, es una pequeña estrellita muy brillante, pues es magnética, radiante, con una buena faz tanto cómica como dramática y que tiene muy buena química con sus compañeros de reparto, a destacar aquí DiCaprio, ya que con él es con quien más la podemos ver en pantalla. Sobre la bella Margot Robbie, decir debo que eso, es preciosa, pero gracias a Dios (y a Martin, que no es tonto), no todo se queda en su físico. La actriz también comparte muy buen feeling con Leo y nos otorga alguna que otra escena con él muy divertida, pero otras también llenas de tensión. No creo que haga falta mencionar a las otras señoritas que aparecen, las damas de servicios públicos que cobran, que levantas una piedra y salen veinte, no, pero sí terminar debo mencionando a la dueña, señora y reina del cotarro: la droga.

Mathew McConaughey, a pesar de lo que pensaba en un principio, es un personaje más apartado, pero igual de importante y necesario para la trama. A él se debe el descarrilamiento hacia la fama y el dinero de Jordan. Es su sensei, le da unos consejos, unas cuantas frases hechas y palabras bien y malsonantes y le abre a Jordan las puerta del infernal cielo. McConaughey nunca me ha agradado, ni como actor ni físicamente (sigo sin entender que resulte a atractivo a algunas personas, pero cada cual con sus gustos), pero últimamente está llevando a buen puerto su carrera, y estos últimos dos años ha demostrado que se le da asombrosamente bien el drama (lo tenemos nominado a Mejor actor junto a Leo pero por su trabajo en Dallas Buyers Club). En El lobo hace un pequeño papel bastante correcto y también divertido. Y pasando a otros actores secundarios, que se merecen también mención, en esa horda de corredores de bolsa bajo las órdenes de Jordán, tenemos a Jon Bernthal, Ethan Suplee, Ron Reiner, Kenneth Choi y P.J. Byrne (Felpudo para los amigos), todos haciendo una piña de buenos personajes.


No lo olvides: Nada. Está repleta de puntazos y momentos dignos de recordar: los ludes, los lemon, los comentarios del personaje de Jonah Hill y la primera cena de Jordan y Donnie (el feeling y la química entre ambos actores es magnética, excelente y divertida), entre muchas más cosas; la voz en off de DiCaprio; las conversaciones hilarantes y ridículas, y la gran combinación de comedia y drama. Sin duda, una joya.
Olvídalo: Absolutamente nada, ni el hecho de que sea una película tan larga. En ningún momento disminuye su calidad.

En conclusión: Es suvia, ed atrevida, es espléndida. Una de las mejores apuestas que tenemos ahora en el cine, una película divertida, equilibrada, sobresaliente en todos los aspectos, que se mantiene con el listón bien alto en todo momento a pesar del extenso metraje, y con un Leonardo DiCaprio al que le debemos mucho desde hace años, pero que pone la guindilla a su carrera con este papel. Uno de los mejores, en el podio de toda su vida.

NOTA: 10/10

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